"Yo, Daniel Blake" (I, Daniel Blake, Reino Unido, Belgica, Francia 2016). Dirección: Ken Loach. Guion: Paul Laverty. Protagonistas: Dave Jones, Haley Squirel, Brianna Shann y Dylan McKieran. Duración: 100 minutos.
"Yo, Daniel Blake" es la última película dirigida por Ken
Loach, y ganadora de la Palma de Oro en el Festival de Cannes del 2016. Está
protagonizada por Dave Jones, actor que hizo su carrera en la televisión, y lo
acompañan Haley Squirel, y los niños Brianna Shann y Dylan McKieran. El guión
es de su habitual colaborador Paul Laverty, que escribió también "El
viento que acaricia el prado" (The wind that shakes the barley, Ken
Loach 2006), con la que ganó por primera vez la Palma de Oro.
El protagonista de esta historia es el Daniel Blake del título, un
carpintero de Newcastle que a sus 59 años debe dejar de
trabajar después de haber sufrido un infarto, y necesita que el estado le
otorgue una pensión temporaria por discapacidad. Pero para lograr poder
beneficiarse con este derecho debe resistir dentro de un laberinto burocrático
que le pone trabas, no solo a él, sino a muchos ciudadanos que al igual que él
se encuentran sin recursos económicos. Y es allí donde conoce a Katie, una
madre soltera que busca trabajo y con quien se hacen compañía para afrontar
juntos esta situación tan difícil que les toca vivir.
Loach vuelve a utilizar su estilo austero y naturalista para contar
este drama social, que reivindica a la clase obrera, pero la falta de carisma
de su protagonista hace que los espectadores no logremos terminar de empatizar.
Y esto genera aburrimiento y falta de interés, a pesar de que la situación se
vuelve cada vez más adversa para el protagonista. Y aunque cabe destacar que no
se cae en el golpe bajo, los escasos gags no funcionan (no es gracioso que
ponga el mouse sobre la pantalla de la computadora) y los personajes que
cumplirían la función de comic
relief , como es su vecino,
un joven buscavidas al que llama "China", que vende zapatillas
importadas, tampoco.
El personaje de Daniel Blake se suma a la larga lista de
"hombres comunes" víctimas de las fallas del sistema burocrático:
podemos recordar a Josef K, interpretado por Anthony Perkins en "El proceso" (The trial, Orson Welles
1962), un oficinista llevado a juicio sin saber de qué se lo acusa, o Viktor
Navorski en "La
Terminal" (The
terminal, Steven Spielberg 2004), obligado a vivir en el aeropuerto de
Nueva York. Pero en el primero de los casos Orson Welles lleva la situación al
extremo de un absurdo que la convierte en surrealista, y en el segundo
Spielberg nos emociona con un primer plano de Tom Hanks llorando mientras ve
por televisión la guerra civil de su país. Pero acá esta puesta en escena
neorrealista falla, porque desde la fotografía, a cargo de Robbie Ryan, como
desde el diseño de producción, de Fergus Clegg y Linda Wilson, parece limitarse
a documentar lo que pasa sin haber alterado los lugares donde filman, en lugar
de utilizar tonos más fríos que refuercen el ambiente al que debe enfrentarse
su protagonista, otorgándole cierto atractivo a lo prosaico de los ambientes
donde se desarrolla la trama.
En conclusión, "Yo,
Daniel Blake" es una
película que funciona como denunciadora de un aparato burocrático cuya aparente
eficiencia se opone a las personas a quien tiene que ayudar. Pero su falla está
en su puesta en escena tan realista que no termina de emocionar al espectador,
y lo fastidia con la acumulación de desgracias sin solución aparente.
PATRICIO FERRO
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