"Aladdin" (Estados
Unidos, 2019). Dirección: Guy Ritchie. Guion: Guy Ritchie y John August. Protagonistas: Mena Massoud, Naomi Scott, Marwan
Kenzari, Navid Negahban, Nassim Pedrad y Will Smith. Duración: 128 minutos.
"Aladdin" es otra adaptación live action que
el estudio Disney realiza de sus clásicos animados, en este caso de la exitosa película
homónima de 1992. Dirigida por Guy Ritchie, cuenta con las actuaciones de Mena
Massoud como Aladdin, Naomi Scott como la princesa Jazmin, Marwan Kenzari, Navid
Negahban, Nassim Pedrad y Will Smith como el genio que sale de la lámpara.
El guion, escrito por Guy Ritchie y John August, se mantiene fiel a la
versión animada en términos generales, lo que hace que el estilo característico
de su director quede reducido a su mínima expresión. Y cuenta la historia de
Aladdin, un joven árabe enamorado de la hija del sultán al que un genio que
sale de una lámpara mágica le concede tres deseos, uno de los cuales es
convertirse en príncipe. Pero esto le traerá problemas con Jafar, un ambicioso
villano que quiere la lámpara para que el genio le conceda el deseo de gobernar
el reino.
La decisión más arriesgada de la película fue el casting, ya que para
los roles protagónicos se eligió a dos jóvenes de carrera ascendente cuyos
rasgos propios de oriente medio son ideales para interpretar estos personajes.
Y el CGI permite crear de forma verosímil a este genio azul, interpretado por
Will Smith, quien no solo presta su voz sino que también lleva su rostro, lo
que supone un gran avance para el uso de esta tecnología. Pero el único
personaje que desentona es Jafar, interpretado por Marwan Kenzari, ya que su
juventud hace que carezca de la presencia necesaria y no termine de resultar
del todo creíble esta interpretación de este icónico villano a pesar de su
buena actuación.
Un párrafo aparte merece el camarógrafo Alan Stewart: hace su primer
trabajo como director de fotografía en una superproducción, y demuestra su
talento en la construcción de las escenas de acción, pero falla a mi gusto en
la composición de las imágenes. Porque satura la paleta de colores, generando
fuertes contrastes en el vestuario de los personajes, dejando como resultado
una estética kistch inspirada en el cine de Bollywood. Esta inspiración se ve
claramente en los números musicales, reinterpretando las canciones compuestas
por el 8 veces ganador del Oscar Alan Menken, aunque sus bailes carecen de la
gracia que caracterizan a las películas producidas por este estudio destinado
al cine infantil, por intentar agregar elementos modernos a una cultura que les
es ajena, todo lo contrario a lo que ocurre en "La bella y la
bestia" (Beauty & the
beast, Bill Condon, 2017), que respeta el estilo de Broadway.
En conclusión, "Aladdin" resulta una película
despareja, porque tiene grandes aciertos en cuanto a efectos visuales pero una
fotografía que le resta espectacularidad. Así como también muy buenas
elecciones de casting para los personajes protagónicos pero mala para el
antagonista. Y por último, un director con un estilo particular y que lo
resigna para mantenerse lo más fiel posible al material original.
PATRICIO FERRO
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